La presencia de los dirigentes de la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social, UNDECA, ante la Comisión Permanente Especial de la Mujer de la Asamblea Legislativa para tratar el tema del cáncer en Costa Rica dejó claro, para diputados y diputadas, que la información que habían recibido de las autoridades de la institución no era, en realidad, tan optimista.
Como “una bofetada de realidad” calificó la diputada del PAC, Carmen Muñoz, la información suministrada por Martha Rodríguez y Luis Chavarría ante la Comisión.
El cáncer es un grave problema de salud pública, que amenaza en convertirse en la primera causa de muerte en Costa Rica
Para el año 2011, fallecieron 226 mujeres y 2 hombres y las acciones que toma la Junta Directiva de la Caja, encabezada por la Dra. Ileana Balmaceda, el Gobierno de Laura Chinchilla y el Ministerio de Salud dejan grandes dudas que se acrecientan cuando la información que emana desde la institución no es correcta.
Las manifestaciones acerca de la realidad que viven las mujeres y los mismos centros de trabajo contrastan con la información “oficial” de la Caja y genera dudas acerca de la veracidad de la misma. Las regiones Chorotega y Brunca tienen la mayor cantidad de mujeres que mueren por cáncer de mama, pero son las zonas con menos equipos para el diagnóstico.
Asimismo, por la información recopilada por UNDECA hay centros que nos informan que devuelven las pacientes porque no hacen mamografías, lo que nos hace dudar de la información en cuanto a reducción de las listas de espera.
Aunque se han instalado mamógrafos en 4 establecimientos de salud del I nivel de atención (áreas de salud), hay varios hospitales (II nivel) sin contar especializados que no cuentan con esos equipos: Hospital Los Chiles y Hospital de Upala (Alajuela), Hospital de Nicoya (Guanacaste), Hospital de Guápiles (Limón), Hospital de San Vito, Hospital de Golfito, Hospital de Osa, Hospital de Quepos (Puntarenas).
Las cifras y tasas en salud no son números fríos, no se revisan con la lupa de la indiferencia desde cómodas oficinas, sin considerar que todos esos dígitos tienen rostro humano, dolor y desesperanza, muchas sin recursos económicos para hacer frente a las demandas de su padecimiento, castigadas por la enfermedad y la sociedad.