El 18 del mes en curso, la Caja informó del nombramiento del nuevo gerente administrativo, el Lic. Ronald Lacayo, quien trabajó en el Hospital de Turrialba, mismo centro de donde procede la actual Gerente Médica, laboró en la Gerencia de Pensiones y la Gerencia Financiera, oficinas de trabajo del actual Gerente Financiero.
La Caja había contratado, por una suma desconocida, una empresa para que llevara adelante el procedimiento de este concurso, que pese a los rigurosos procedimientos, y siendo que según información que se nos brindó, supuestamente el Lic. Lacayo no logró ser incluido entre los 10 oferentes con mejores calificaciones, finalmente la Junta Directiva declaró “desierto” este concurso.
Después de esta declaratoria, alegremente la Junta Directiva designó al señor Lacayo nuevo gerente.
El Lic. Lacayo fue Director del SICERE, que fue objeto de un “hackeo” de datos de los asegurados por funcionarios de un banco de capital privado, exponiendo la información personal de cientos de trabajadores del sector público y privado: desde el salario hasta el número de teléfono.
Por contrario de los procedimientos que tienen que cumplir los trabajadores institucionales, en el caso de los nombramientos de la cúpula institucional, la Junta Directiva ha venido obviando los mecanismos que garanticen transparencia y eficiencia y que enerve la probabilidad de tráficos de influencias, afinidades o injerencias políticas.
¿Dónde queda entonces la ética, la moral y la transparencia, en primer lugar, de la Junta Directiva y en segundo lugar, de los que así fueron ungidos?