Intervención del compañero Mario Devandas Brenes
Saludos a la clase trabajadora y al pueblo costarricense.
El primero de mayo es un día especial para los costarricenses: celebramos la heroica victoria de nuestro pueblo contra los invasores filibusteros y el día internacional de la clase trabajadora.
Cada primero de mayo, a esas dos grandes celebraciones debemos darles un nuevo significado: el de la época por la que transita la humanidad y el de nuestras particularidades sociales y políticas.
La época que vivimos es difícil. Grandes peligros nos acechan. Un mundo nuevo y desafiante se nos ha venido encima. La globalización ha desbordado los Estados nacionales, los derechos de los pueblos son arrasados. El capital financiero impone su barbarie. La crisis es una bestia desatada contra los trabajadores y contra la democracia.
Una nueva conciencia mundial se levanta al paso de las políticas de muerte de las transnacionales. Una conciencia que se alimenta de la revolución feminista, del crecimiento de la defensa de los derechos humanos, de los derechos de las personas con discapacidad, del derecho a la identidad sexual, del reconocimiento del fracaso del determinismo, del reconocimiento que la humanidad es siempre un proceso en construcción y que la historia nunca llegará a su fin, de la compresión que el propósito de la vida es la defensa y promoción de la vida, no del absurdo crecimiento de las fortunas, de que la libertad es un derecho de universal, de que los seres humanos no somos dueños de la vida, sino una manifestación más de ella y que debemos entendernos unidos con todas las formas de vida, con nuestro planeta y con el universo.
El brote de esa nueva conciencia nos llena de optimismo. Sabemos que no estamos solos, que somos millones de personas en el planeta buscando, cada vez con mayor claridad, el nacimiento de un nuevo mundo.
Saludamos desde esta tribuna y nos identificamos con los indignados que protestan en las calles europeas y norteamericanas. Abrazamos con entusiasmo y gratitud a los estudiantes chilenos que siguen abriéndonos las puertas de la esperanza.
Ningún pueblo puede desentenderse del proceso de globalización en marcha y menos aún los de países pequeños. Es por eso que la política internacional debe ser un tema nacional y no estar constreñido al manejo, bajo solapa, del Poder Ejecutivo.
Hizo bien nuestro pueblo al oponerse y luchar contra el agresivo tratado de libre comercio con los EEUU, porque ese tratado se negoció con un añejo criterio diplomático, fortalecido por una tecnocracia apátrida y deslumbrada por el credo neoliberal, violando de manera plena las más elementales normas de la convivencia democrática. Ni el pueblo, ni los sindicatos, ni los partidos políticos, nos enteramos de lo que se negociaba hasta que se negoció. Por eso tuvieron que recurrir en el referéndum al fraude electoral más escandaloso de nuestra época. La imposición de ese tratado fue un acto de violencia delictiva contra nuestro pueblo.
La política internacional, reiteramos, debe ser un tema nacional. Es necesario un cambio en la Constitución para sacarla del manejo exclusivo del Poder Ejecutivo.
Los paraísos fiscales, la política impositiva, el manejo de las drogas, el tráfico internacional de personas, el comercio de órganos, la protección efectiva del ambiente, la persecución y el castigo de los crímenes contra la humanidad perpetrados directa o indirectamente por las grandes potencias y los dictadorzuelos, en fin la necesidad de ponerle riendas a los desbocados caballos de las transnacionales, requiere de un nuevo orden internacional. Nuestro pueblo tiene la suficiente solidez moral para ocupar un lugar destacado en esa búsqueda.
Un país pequeño como el nuestro debe comprender que el contexto internacional es fundamental y por eso debe invertir energías en ese campo. Las trabajadoras y trabajadores demandamos una mayor cercanía con todos los pueblos de mundo, pero de manera muy especial con los hermanos pueblos latinoamericanos. Condenamos el aislamiento latinoamericano a que ha conducido al país el servilismo de los diferentes gobiernos. Como hemos dicho de manera reiterada, el norte de Costa Rica está en el sur. Una América Latina unida sin exclusiones odiosas, no en contra de nadie, pero no rebaño de nadie. Una América Latina unida contra la explotación y por la paz. Una Latinoamérica unida por nuestros niños hambrientos, por nuestras poblaciones indígenas, por la población trabajadora, por las grandes masas empobrecidas.
Con el abrazo de Bolívar, con la gesta del 56, con la mirada profética de Martí, con Maceo, con Villa y con Zapata, con Sandino, con la nobleza y el desprendimiento del Che, con el amoroso ejemplo del cristianismo verdadero de Monseñor Romero, con Darío, con García Márquez, con Neruda, con Jorge Amado, con Benedetti, con Otto René Castillo, con Asturias y Roque Dalton, con Joaquín García Monge, con Yolanda Oreamuno, con Fabián Dobles y Joaquín Gutiérrez, con Jorge Debravo, Julieta Dobles y con Alfonso Chase, con nuestros músicos y cantantes: Violeta Parra, Silvio Rodríguez, Calle 13, Dionisio Cabal, Ruben Pagura y los Mejía Godoy; con todas las mujeres y los hombres de nuestra Latinoamérica unida y señera podemos y tenemos que demostrar que un nuevo mundo es posible. Que América Latina vibra, lucha, y abrirá las grandes alamedas que nos señaló, al darnos su sangre, el Presidente Mártir Salvador Allende.
El momento que vivimos en el país es grave. Los mercaderes se han apoderado del templo de nuestra Patria.
Afortunadamente para nosotros la ruta que debemos seguir la trazaron ya nuestros antepasados gloriosos. Cuando el panorama era sombrío y los invasores, con superioridad tecnológica y el apoyo del Gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica, cruzaron nuestras fronteras, cuando las voces pusilánimes y traidoras, que nunca faltan, aconsejaban oficiosas entregar la patria a los invasores, surgió, como una fuerza superior e inderrotable la vigorosa unidad de nuestro pueblo y emergieron resplandecientes sus líderes. Fuimos a la lucha y ganamos. Fuimos a la lucha, unidos, sin dudas, el pecho dispuesto, la inteligencia al acecho, el sacrificio a flor de labios y vencimos. Un día de gloria para todos los latinoamericanos.
Esa es la lección de 1856. Unidos transformamos aquel gigantesco peligro en el acto fundador de la nacionalidad que se fraguaba desde nuestros ancestros indígenas, con el ejemplo imborrable de Pablo Presbere, nunca nuestra lucha ha desmayado. El trabajo laborioso y honrado cundió por nuestro territorio. Iniciamos la construcción de escuelas y hospitales y desarrollamos una sociedad sustentada en la solidaridad y el respecto.
Cuando, adueñada de las tierras del atlántico la United Fruit Company, sometió a los trabajadores bananeros a una nueva esclavitud, surgió, radiante, el compañero Calufa para conducir a nuestro pueblo a una extraordinaria victoria. Por eso el primero de mayo, con Juanito Mora y Juan Santamaría, vibra juntos a nosotros el espíritu de Carlos Luis Fallas. A la lucha de los bananeros costarricense se unieron los ferroviarios, los portuarios, los pequeños y medianos agricultores, los estudiantes de la Escuela Normal, y la gran mayoría de los costarricenses de buena voluntad.
Pero aquellas luchas bananeras no habían surgido de la nada. Entre 1874 y 1914, los artesanos y obreros costarricenses organizaron 24 huelgas y desarrollaron más de 30 organizaciones. Las salas obreras abrieron sus puertas para conversar con personas de la talla de Jorge Volio, Angela Acuña, Joaquín García Monge, Carmen Lyra, Omar Dengo, y Billo Zeledón el autor de la letra de nuestro Himno Nacional quienes pronunciaron discursos el primer primero de mayo celebrado en nuestro país en 1913.
Muchos nombres vienen a nuestra memoria el primero de mayo, para recordarnos que los trabajadores y el pueblo costarricense han sabido conquistar con organización, lucha y sacrificio, todos los derechos y garantías que tenemos. Nada nos has caído del cielo. Justo es mencionar hoy las luchas de los trabajadores inmigrantes chinos, italianos, jamaiquinos. Justo es mencionar las huelgas de los panaderos, la conquista de la jornada de ocho horas, las figuras de Adolfo Braña de Juan Vera, quien murió expatriado y de Félix Montes, el negro soñador como le decían sus compañeros de lucha.
Justo es, compañeras y compañeros, recordar hoy a Federico Picado, Tobías Vaglio, Octavio Sáenz, Álvaro Aguilar, Lucio Ibarra y Narciso Sotomayor, asesinados en el Codo del Diablo en 1948 por orden de la Compañía Bananera, y también a Horacio Monthiel Guido, a Edwin Vaglio y a Mónico Hernández, todos esos asesinatos se dieron porque esos compañeros defendían las garantías sociales y los derechos de los trabajadores.
Siempre que hacemos recuento de nuestros héroes podemos caer en el error de omitir a alguno, pero no podría dejar de mencionar aquí a Eduardo Juárez, a Gil Tablada, a Alvaro Picado, a Pedro Lara, a Narciso Morales, a Juan Bustos, a Antonio Prendas, a Franklin Guzmán y a Luis Rosales, todos caídos entre 1960 y 1980 en defensa de todas y todos nosotros.
Dentro de las conquistas del pueblo costarricense, que nos distinguen en el concierto de las naciones, se encuentran sin duda las garantías sociales que obtuvieron respaldo constitucional en 1943. Esas conquistas son la síntesis de un período de luchas, que sin límite de continuidad, se dan desde 1821. En 1845 se funda el San Juan de Dios, y la Junta de Protección Social para financiarle, en 1901 la liga obrera exige el seguro contra riesgos del trabajo, durante toda la mitad del siglo pasado, los trabajadores lucharon por mejorar las condiciones sanitarias de toda la población.
Por eso decimos que el principal protagonista en la conquista de las garantías sociales fue nuestro pueblo, fueron las y los trabajadores. Sin duda es importante el papel de las personalidades, Jorge Volio, Calderón Guardia, Manuel Mora, Monseñor Sanabria, Carmen Lyra, Luisa Gonález, Carlos Luis Fallas, Arnoldo Ferreto, tienen un lugar destacado en nuestros corazones, pero ellos son expresión de la voluntad de unidad y de combatividad de nuestro pueblo.
Más de 2000 muertos nos costaron las garantías sociales. Son muertos sagrados. Ellos entregaron sus vidas para salvar la vida de todas y todos nosotros. Gracias a ellos la mortalidad infantil de Costa Rica está entre las más bajas del mundo, gracias a ellos la mortalidad de las madres se ha reducido dramáticamente, gracias a esos muertos disponemos de un sistema de seguridad social que nos garantiza tratamiento para un resfrío y para un trasplante de órganos. Gracias a esos héroes nacionales hoy todos los accidentes son atendidos, sin condición alguna, en nuestros hospitales.
A todas y todos los que lucharon y murieron por los derechos que ahora disfrutamos, ejemplo de lucha, mártires de nuestro pueblo, hoy debemos decirles con vos firme: Compañeros caídos presentes, compañeros caídos presentes, aquí con nosotros aún vibra su ejemplo, aquí con nosotros aún laten sus corazones, aquí con nosotros se mantiene caliente su sangre en el combate, aquí con nosotros ustedes siguen construyendo un porvenir de justicia y de solidaridad.
Pero todas esas conquistas, todos nuestros derechos laborales, y peor aún todos nuestros derechos políticos hoy están en peligro, una oligarquía desenfrenada retomó totalmente el poder a partir de 1986. No hace falta decir sus nombres, todos los sabemos, sería grosero incluirlos junto a los nombres de quienes han luchado por los intereses del pueblo.
El territorio costarricense es uno de los más pequeños de América, pero si agregamos al territorio el mar patrimonial nos daremos cuenta que el nuestro es el país más grande de Centroamérica, y que el futuro de nuestro desarrollo está en el mar. Pero ese mar y esos puertos están siendo entregados. Por eso desde esta tribuna del Primero de Mayo debemos hacer un reconocimiento a las trabajadoras y trabajadores muelleros, y de manera especial a los compañeros del Sindicato de Trabajadores de JAPDEVA, a quienes se les pretendió arrebatar y destruir su organización. Desde aquí les decimos compañeros muelleros su lucha es la nuestra, estámos con el pueblo de Limón.
Al frente de los asuntos públicos se encuentra una cosa que mal haríamos en llamar gobierno. Su corrupción, su ineptitud y su desprestigio no tienen parangón en la historia nacional. Debemos decir las cosas por su nombre, la estructura política es una estructura mafiosa organizada para robar en nombre del país y si alguien piensa que suceden cosas en la política por casualidad, debe reaccionar con urgencia. Aquí está predominando una inteligencia tenebrosa, poderosa, insaciable que se ha apoderado del Gobierno, que piensa y planifica la destrucción de nuestros derechos y garantías sociales, que ha entregado nuestros puertos, nuestros bancos, nuestros aeropuertos, nuestras carreteras, nuestro ICE, nuestro INS, y esa mafia, perfectamente organizada está destruyendo a la CCSS.
No nos quedemos sin hacer nada, a la CAJA, la están llevando de manera planificada a un colapso para luego imponernos cualquier barbaridad. Hay que reactivar los comités patrióticos y crear nuevos en todo el país, en los colegios y las universidades, en los centros de trabajo. Las trabajadoras y trabajadores de la CCSS están llamados a ser la vanguardia es esta lucha histórica, ahora es más urgente que nunca su unidad y su capacidad de organización. Hacemos hoy un reconocimiento al cuerpo médico a quienes se les ha presentado como responsables de la crisis.
No podemos ignorar que un grupo minoritario de profesionales muestra conductas que colaboran con el desprestigio de la profesión. Pero la gran mayoría de los profesionales de la salud y de todas y todos los trabajadores de la CCSS desempeñan sus funciones con probidad. Llamamos a los profesionales de la salud a que sin quitarse sus gabachas, salgan de los hospitales a hablar con los pueblos en sus comunidades y con los estudiantes en sus centros de estudio. Fue un médico, el Dr Toledo quién impulsó la creación del Hospital San Juan de Dios, fue un médico quien desde la Presidencia de la República creó la CCSS, por eso deben ser los médicos quienes intensifiquen su posición de vanguardia en la defensa y fortalecimiento de la Seguridad Social.
La Constitución Política en el artículo 73 establece la plena autonomía de la CCSS, pero violando de manera flagrante esa norma, la figura de la Presidencia Ejecutiva la ha convertido en un Ministerio. La sumisión de de la Junta Directiva y de la tecnocracia al Gobierno hace que no se cumplan el art 177 constitucional y las leyes que con claridad ordenan que la CAJA no puede tener déficits, pues es responsabilidad de Ministro de Hacienda incluir en el Presupuesto Nacional las sumas que sean necesarias para cubrir las necesidades presentes y futuras de esta Institución.
Es lamentable que no conozcamos cuáles son las necesidades nacionales al menos a mediano plazo en materia de salud. En la CCSS no existe planificación. A esta institución se le ha encargado la atención de la salud de toda la población, además las tareas de salubridad pública responsabilidad del Ministerio de Salud, tales como las campañas contra el dengue y la vacunación general, pero ninguna de esas responsabilidades está siendo debidamente financiada. El 20 % de la población, aporta mediante las cuotas obrero patronales el 80 % de los ingresos del sector salud. Lo cual significa que el resto de la población, un 80% debe ser cubierto con el 20 % de los ingresos. El Estado, gracias a la complacencia de la Junta Directiva de la CCSS solo aporta un 10 % de los ingresos y estos aportes los hace con tres y más años de atraso y paga en bonos. En pocas palabras, incumpliendo la Constitución y las leyes El Estado paga lo que quiere, paga cuando quiere, y paga como quiere.
Un caso que señala la renuencia del Poder Ejecutivo a cumplir con el financiamiento obligado de la CCSS es lo que sucede con la Ley de Protección al Trabajador, cuyo artículo 74 ordena que hasta el 15% de las utilidades de las empresas públicas debe trasladarse a la CCSS. La ley entró en vigencia ya más de once años y a la Caja no se le ha pasado ni un céntimo. Tres sentencias de la sala constitucional han ordenado al Ejecutivo cumplir con la ley, pero la Presidencia sigue en rebeldía, en días recientes, como una nueva forma de evadir su responsabilidad la Presidenta sometió a consulta un borrador de decreto, para que en caso de que entrase en vigencia se empiece a pagar en el año 2013.
Al poder cuando le conviene, la Constitución y la ley son papel mojado.
De la misma manera, incumpliendo de manera descarada la ley, el Consejo de Gobierno se niega a aceptar la decisión democrática del movimiento sindical para juramentarme como director en la CCSS. Pero no es a mí a quien se niegan a aceptar, es a ustedes, es a los trabajadores, es al pueblo. Ellos necesitan la oscuridad para seguir destruyendo a la CCSS, y no quieren a nadie que venga a decirle al pueblo que es lo que sucede en esa Junta Directiva. Por eso necesitan tener ahí, con clara violación, a alguien obediente y sumiso. Desgraciadamente para algunos el decoro es algo muy barato.
El movimiento popular debe concentrar sus energías en la defensa efectiva de la CCSS. Debemos concentrar nuestros esfuerzos en lograr el rescate de la autonomía, de su adecuada financiación, de una verdadera planificación, de un fortalecimiento de los niveles preventivos. Tenemos que hacer sostenible nuestro servicio público de salud universal y solidario.
Compañeras y compañeros vamos, al terminar ésta intervención a rodear con nuestras manos y con nuestros corazones al edificio de la CCSS y al hacerlo meditemos en todo lo que significa esta institución para nuestras familias presentes y futuras, al darnos las manos para cerrar esté círculo meditemos que éstas manos no podemos soltarlas jamás, porque de la unidad y la firmeza dependerá que logremos defender como se debe a la CAJA y a todas nuestras garantías sociales y abrir como lo hicieron nuestros héroes el futuro de la patria.
Que este primero de mayo se inicie la primavera política de nuestro pueblo. Que a partir de este primero de mayo en todos los rincones del país se sientan los estertores del nacimiento de una nueva patria. Que este primero de mayo recordemos que ahora y siempre la unidad del pueblo es la táctica y la estrategia de la victoria.
El movimiento social unido debe levantarse vigoroso para impulsar la transformación política del país. Debemos luchar por mejores salarios, por mejores condiciones de vida para las mayorías, pero no es suficiente con eso. El movimiento social unido debe comprender que si el pueblo no participa de manera directa en el ejercicio del poder, las decisiones siempre se tomarán en su contra.
Es una lucha ardua y urgente la que tenemos enfrente. No es momento para ser observador, es el momento de sentirnos parte fundamental de un proceso de cambio radical.
*¡Porque solo el pueblo, salva al pueblo,
Viva el Primero de Mayo,
Viva el Movimiento Social Unido!*
Discurso Primero de Mayo de 2012
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