Nueve trabajadores paraguayos del sector del transporte, crucificados en grandes cruces de madera, radicalizaron su dramática protesta por despido injustificado de una empresa privada e iniciaron, además, una huelga de hambre y sed. Los choferes de la Línea 30 de transporte urbano plantean hace casi un mes la demanda de retorno a sus puestos de trabajo y libertad para el funcionamiento sindical, respeto a las ocho horas de labor diarias y al derecho a bonificaciones, apoyados por grupos de sus compañeros.
Ante la intransigencia de la empresa, los despedidos, encabezados por Juan Villalba, secretario de la Federación de Trabajadores del Transporte, y su esposa, se clavaron por las manos a las cruces como extrema señal de protesta.
Un nuevo intento de negociación con la empresa fracasó el pasado viernes en presencia de las autoridades del Ministerio de Trabajo, que se declararon impotentes para imponer una solución debido al respaldo dado por las leyes al derecho patronal a los despidos.
Ante la imposibilidad de acuerdos y después de un choque con la policía de grupos de trabajadores del mismo centro que los respaldan, los crucificados permanecen frente a la mencionada Línea 30 en señal de protesta.
Ratificaron la víspera que llevarán su decisión hasta las últimas consecuencias y agregaron a su difícil situación la huelga de hambre y sed ya señalada.
Familiares, médicos y representantes de organizaciones sociales advirtieron del peligro que corre la vida de los nueve crucificados al agregar a su suerte de calvario la no ingestión de alimentos ni agua.
Villalba reclamó de las más altas autoridades del gobierno su intervención en el caso al reiterar que el despido realizado por la empresa es totalmente ilegal.