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En un artículo reciente («Los mineros y la vanguardia espontánea», Nega), se hace una comparación muy procedente entre el combate minero, que está siguiendo los patrones clásicos de la lucha obrera, con los «naranjistas» del 15M: ¿Por qué actuaciones tan diferentes encuentran apoyo en mucha gente? Respuesta: porque hay mucha gente sufriendo. El 15M se basó en esa premisa; pero fue un camino a ninguna parte.
Los mineros, por el contrario, ese puñado de valientes trabajadores con conciencia y orgullo de clase, que saben lo que es lidiar cada día con la muerte, y saben que la solidaridad y la cooperación es la clave para sobrevivir, han decidido luchar abiertamente por aquello que saben que es justo y les pertenece. Y lo hacen pese a la coacción y la violencia del estado, pese al miedo, pese a todo lo que se les ponga por delante.
El ejemplo de esa lucha está llegando a muchas partes, pese al repugnante bloqueo de los medios de comunicación. La marcha a Madrid está siendo un éxito, está por ver si logran su objetivo concreto, pero el éxito logrado es de otro tipo, es su ejemplo. Si se extiende su ejemplo, si otros sectores entran en lucha, si en otras regiones se siguen esas tácticas de lucha, si se coordina la resistencia sindical desde abajo y se abren más frente, no habrá policia ni Guardia Civil que les pueda contener. Ante ese temor, el de una escalada, el gobierno cederia como mal menor.
Pero el gobierno juega a otra cosa: juega con la casi certeza de que las direcciones de CCOO y UGT van a hacer todo lo posible por aislar la lucha minera, debo decirlo, es lo que millones de personas tememos; hemos visto lo que 5600 hombres y mujeres organizados han logrado hacer, hay decenas o cientos de miles que seguirían su ejemplo de acción y lucha ¿Qué falta?
Pues falta voluntad de victoria, no ya de resistencia; faltan convicciones, voluntad, valores, en quien debiera tenerlos. Pero la lucha de clases es así, la insurrección minera ha surgido desde abajo, no ha habido dirección burocrática que la haya podido impedir, si lo hubieran intentado les habrían barrido ellos mismos, desde abajo. El mensaje ha sido dado. Hay voluntad y redaños para vencer. Sólo la traición puede impedir la victoria.
Si se pone encima de la mesa un reto de combate tan ambicioso como el que gobierno juega en sentido contrario, si se hace eso, se podrá vencer. Pero hay que querer vencer. ¿Los que quieren resistir, luchar y vencer en esta lucha están en posición de dirigir, coordinar y extender esta lucha, o siguen confinados en el frente de combate que tan valientemente defienden? ¿Se perderá en los estados mayores toda posibilidad de victoria?
El gobierno apuesta por la traición, por una combinación de represión policial, bloqueo informativo, miedo y hambre, pero sobre todo el gobierno confía en la traición. Confía en que los sindicatos CCOO y UGT no van a apoyarse en la lucha minera para lanzar un desafío al poder. Optan por dejarles desangrar, juegan a rendir por hambre a los mineros, empujarles a la violencia si se obstinan en mantener su lucha.
Pero la partida no está acabada. La lucha de clases, cuando la clase obrera se pone en marcha tiene su propia lógica. Son muchos los que vemos el camino a seguir. Organización y lucha, multiplicar los frentes, huelga general, huelga por sectores, en cadena, en sucesión…, ¿porqué no siguen el ejemplo asturiano y leonés otras regiones donde este nivel de lucha y acción es perfectamente posible? Hay un escenario de pesadilla para este gobierno…, para que se vuelva realidad ¿qué precisamos?
Un plan y una estrategia de victoria, pero sobre todo barrer a los que no estén a la altura de este desafío, que nada frene la voluntad de vencer.
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Por Benjamín Balboa
Sociología Crítica, 2012/07/10