Rebanadas de Realidad – Rel-UITA, Montevideo, 30/05/14.- El periodista José A. Delgado difundió en la edición del 29 de mayo del diario El Nuevo Día un mensaje que le envió desde la cárcel, al cumplir 33 años de detención, Oscar López Rivera. La Rel reproduce a continuación lo esencial de la nota de Delgado y la totalidad de la carta del líder independentista puertorriqueño preso en Estados Unidos.
Ciudadanos de todas las ideologías, los presidentes de los tres partidos políticos inscritos de la isla, líderes religiosos y obreros de Puerto Rico apoyan la excarcelación de Oscar.
López Rivera fue convicto por el delito de sedición, por pertenecer al grupo clandestino Fuerzas Armadas de Liberación Nacional (FALN).
“No tengo sangre en mis manos”, ha repetido López Rivera para desvincularse del ataque a la FrauncesTavern, en Nueva York, un atentado del que se le acusa.
En 1999, el entonces presidente Bill Clinton consideró que López Rivera debía ser excarcelado en 2009. Él rechazó la oferta porque dos de sus compañeros seguirían en prisión y desconfiaba del largo tiempo de espera.
Hoy es el único antiguo miembro de la FALN que sigue encarcelado. Ningún otro prisionero político puertorriqueño ha pasado tanto tiempo en prisión. Hace más de tres años presentó una petición de clemencia al presidente Barack Obama.
A los 71 años, después de estar toda una generación encarcelado, solicitó al mismo gobierno que le dejase regresar a su familia y su isla.
Este es su mensaje de hoy al país, el cual escribió en inglés y traduje al español:
“Amar la patria no cuesta nada, lo que sí costaría es perderla. Para cualquier puertorriqueño que tenga dudas sobre cuán costoso sería perder nuestra patria le sugiero que visite las reservas de los navajos o de los dakotas. Allí puede ver qué les sucede a las personas que pierden su terruño.
Debemos enfrentarnos a la verdad y lidiar con ella. Como puertorriqueños tenemos que aceptar el hecho de que Puerto Rico es una colonia y de que el colonialismo es inaceptable para la mayoría de los puertorriqueños y para la mayoría de las naciones en el mundo. Si aceptamos esta verdad, entonces debemos estar dispuestos y preparados a despuntar un proyecto de descolonización.
Este proyecto debe hacer un llamado a la unidad de todas las facciones del movimiento independentista y los elementos progresistas que ven la necesidad de crear nuestra nación propia.
“El colonialismo tiene solución”
Un proyecto de descolonización rebasa una Asamblea Constitucional.
Debemos asegurarnos de que el gobierno de Estados Unidos y la comunidad internacional (en particular los países de América Latina) asuman sus responsabilidades y se comprometan a ayudar con la implantación del proyecto.
Tenemos que definir el papel de la diáspora puertorriqueña.
Sabemos que cualquier problema creado por el hombre tiene solución. El colonialismo es un problema creado por el hombre. También sabemos que contamos con los recursos humanos en Puerto Rico y en la diáspora para resolver este problema.
Sabemos que en casi un siglo de ser colonia de Estados Unidos el desarrollo de nuestra nación ha sido frustrado y descarrilado. Sabemos que tenemos una deuda que le tomará a muchas generaciones futuras resarcir.
No podemos permitir que la herencia que le dejemos a las generaciones futuras solo sea una herencia de deudas y problemas sociales, políticos y económicos.
Enfrentemos el problema de nuestro estatuto colonial. Trabajemos juntos para encontrar una solución. Descolonicemos nuestras mentes y espíritus y convirtámonos en ciudadanos de Puerto Rico.
“Quiero salir de prisión”
Para aquellas personas que han dicho que yo no quiero salir de prisión, les sugiero que presten atención a lo que he dicho durante todos estos años que llevo encerrado y en el historial de nuestros prisioneros políticos. El hecho de que sea el prisionero político puertorriqueño con más años en prisión no borra el hecho de que otros prisioneros políticos puertorriqueños han estado casi tantos años en cautiverio como yo.
Por ejemplo, Carlos Alberto Torres pasó más de 30 años en prisión y don Oscar Collazo López 29 años. Rafael Cancel Miranda estuvo 27 años y Lolita Lebrón e Irving Flores Rodríguez pasaron 25; Andrés Figueroa Cordero estuvo 24.
Muchos de los compañeros(as) que salieron de prisión cuando (Bill) Clinton se los permitió en 1999 pasaron más de 19 años y los otros 16 años. Esos son muchos años de encierro para los prisioneros políticos puertorriqueños.
Si fuéramos a preguntarle a cualquiera de los prisioneros políticos arriba mencionados si ellos querían salir de prisión, sus respuestas serían afirmativas. Ninguno de nosotros ha mantenido la absurda idea de permanecer encerrados.
Celebración de la vida
Antes de llegar a prisión gozaba de una vida llena de experiencias enriquecedoras. Disfrutaba y celebraba aquella vida.
En prisión, a pesar de ser el ambiente más deshumanizante, tóxico y hostil que cualquier ser humano pueda experimentar, aún siento que he tenido una vida y que puedo celebrar toda mi vida por todas las magníficas cosas que me ha dado. No siento odio ni miedo en mi corazón y quiero irme de la cárcel con mi honor, mi dignidad y mi espíritu intacto, seguro y sano.
Creo que la verdad sobrevivirá y prevalecerá, tal como nuestra batalla y noble causa han podido hacerlo durante siglos.
Soy puertorriqueño y no quiero ser ninguna otra cosa, pero también me considero un ciudadano de este universo en que vivimos. Creo que es posible un mundo mejor y más justo y esa es una de las razones que elijo para luchar por la independencia de mi patria. Reclamo “¡ay de él/ella que no tiene patria!”.
Mucho amor. En resistencia y lucha,
Oscar López Rivera
El Nuevo Día