“Hay abandono del Estado en sus responsabilidades con la salud”


La Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (Undeca) es del criterio que la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), debe ser una instancia eminentemente técnica y no política, pues su dirigencia, encabezada por Luis Chavarría y Martha Rodríguez, secretario general y secretaria general adjunta, respectivamente, abogan por una eliminación de la intromisión política.

Rodríguez y Chavarría, en visita a DIARIO EXTRA expusieron sus preocupaciones y fueron categóricos en que el Estado mantiene abandonadas sus responsabilidades con la salud pública. Agregó que los gobiernos, pese a la existencia de leyes especiales, no destinan presupuesto para hacer frente a la atención de la población, pues dejan todo en manos de la Caja.

Los dirigentes conversaron sobre diversos temas relacionados con esa institución con Iary Gómez, gerente general del Grupo Extra, y Paola Hernández, subdirectora de DIARIO EXTRA. A continuación un resumen de la entrevista.

Uno de los problemas de la Caja es que no ha sido eficiente en tema de cobro…

– Rodríguez: Lastimosamente la Caja no ha sido eficiente en cobrar y el Estado no ha tenido la intención de cumplir con sus obligaciones. Paga cuando quiere, como quiere y lo que quiere. La experiencia ha sido que a la institución le llegan a pagar, en la mayoría de los casos, con títulos valores, con lo que no podemos comprar nada y se han efectuado traslados de las obligaciones del Estado, inicialmente le trasladan los hospitales en las peores condiciones, luego en 1994 con la reforma al sector salud se le comienza a trasladar los programas del Ministerio de Salud. Cuando la actual presidenta de la Caja era ministra de Salud, reconoció la deuda y la cuantificó, pero no la pagó.

¿A qué atribuyen esos problemas en la gestión de cobro que se ha dado en la Caja?

– Rodríguez: La institución tiene un problema político, las decisiones que se toman en la Caja no son técnicas, sino políticas. Al tener una presidencia ejecutiva que la elige el gobierno, debe responder a los intereses del gobierno. (…) no vela por los intereses genuinos de los usuarios, sino por los políticos. Se condonaron deudas por ¢135 mil millones cuando estuvo Eduardo Doryan como presidente ejecutivo de la Caja. Se han hecho negociaciones para pagar con títulos valores, con los cuales no se compra nada.

¿Cómo valoran las negociaciones de la Caja y el Ministerio de Hacienda para saldar la deuda proveniente de diferentes programas especiales así como el traslado de programas y funcionarios del Ministerio de Salud que se dio en 1994?

– Rodríguez: Estamos preocupados por las reuniones que se están dando entre la presidenta ejecutiva de la Caja, que es representante del gobierno y el Ministerio de Hacienda. La información que tenemos es que se llegó a un acuerdo entre estas autoridades y ni siquiera se llevó a la junta directiva de la Caja. Si no se mejora la gestión administrativa y financiera, es porque no hay voluntad para cambiar las cosas.

Ante esta preocupación, ¿consideran que el problema de pago del Estado con la CCSS se mantendrá pese a este nuevo intento?

-Chavarría: Todas esas leyes en algún momento pretendieron mejorar la gestión y administración de la Caja, pero se quedaron en el papel. El principal problema era la injerencia política en la Caja, donde predomina la ley 4×3, es decir, cuatro miembros de la junta directiva son nombrados por el gobierno y los otros tres por sectores. Muchas de esas leyes fueron muy permisibles. Hubo complicidad de las distintas administraciones y por más leyes que se hicieran, eran muy pocos los resultados que se iban a alcanzar.

¿Se ha dado un real interés por mejorar los servicios?

– Chavarría: El interés de dotar a la institución de recursos apropiados para suministrar un mejor servicio se quedó en el papel. Por ejemplo, en el traslado de funciones del Ministerio de Salud a la Caja, la ley decía que el gobierno debía responsabilizarse de todos los costos, pero después de 20 años no ha amortizado ni un solo cinco. La Caja asumió el personal y el programa, lo que le generó un impacto económico importante. A la institución le han cargado muchas otras responsabilidades de salud pública, pero lo menos que le han dado es el presupuesto para funcionar de manera eficiente, ello ha afectado la calidad de los servicios.

¿Es la Caja la única que debe velar por la salud del pueblo?

-Rodríguez: El Estado tiene la obligación de dedicar parte del Producto Interno Bruto (PIB) a la salud. Cuando se hizo el traslado de los programas, el Estado le dedicaba un 8% del PIB a salud, pero cuando se dio el abandono la contribución bajó a un 6%. Seguimos con una deuda astronómica del Ministerio de Salud. No se reconoce, además la deuda que ya tiene el Estado con la Caja, pues todavía encontramos órdenes patronales con la leyenda de patrono moroso en algunas instituciones. Hay abandono del Estado en sus responsabilidades con la salud pública, un traslado a la Caja, las cuotas obrero-patronales han estado prácticamente subsidiando al Estado; en esas condiciones no puede haber una institución fuerte que brinde servicios con calidad y calidez.

¿Cómo vislumbran la situación de la Caja en los próximos cinco años?

-Rodríguez: Consideramos que se deben hacer cambios en el área política, para que no haya injerencia política, así como en las actividades de gestión y de financiamiento. Los sectores sociales y sindicales estamos trabajando en una propuesta que vamos a analizar el 4 de octubre, tendiente a mejorar las áreas para garantizar el financiamiento y sostenibilidad de la institución. Además, para sacar las manos políticas de una institución que debe ser técnica.

Chavarría: Vemos este cambio de gobierno con expectativa. En ese sentido y entendiendo que hay una presidenta ejecutiva que se supone está matriculada con los objetivos del nuevo gobierno, a nosotros nos da la oportunidad de hacer esfuerzos de presentar proyectos que tiendan a mejorar la institución.

*¿Está la Caja en crisis? *

-Rodríguez: La crisis se convirtió en un estigma dentro de la institución y se generó un discurso de consecuencias apocalípticas donde se insiste que está quebrada. En la propuesta vemos el mantener el sistema público, esa posibilidad de que nosotros contribuimos en sostener lo que tenemos y lo distribuimos conforme a lo que necesitamos, que es el sostén de la solidaridad y de la seguridad social. Creemos en un modelo público. No compartimos la opinión externada por algunos sectores de que debe existir un sistema de copago o que deba privatizarse, por ejemplo, la atención primaria. La institución no tiene fines de lucro, todos sus recursos deben dedicarse a la prestación del servicio directo, sea un sistema público que le garantice a todos los costarricenses el derecho a la salud, el cual han tenido a lo largo de estos 70 años. Necesitamos un sistema de salud fuerte en el cual se brinden los servicios con criterios humanitarios y no de lucro.

¿Se debe privatizar el seguro de salud o el del IVM de la CCSS?

-Chavarría: Las causas de la privatización en la Caja datan desde hace varios años por presiones internacionales, se dan desde los PAES. En el PAE I, en tiempos de Luis Alberto Monge se pretendieron privatizar los equipos de apoyo de la Caja Costarricense de Seguro Social, como por ejemplo los servicios de nutrición, aseo y de vigilancia, pero conforme venían pasando los PAES se vino profundizando la demanda de esos organismos internacionales para privatizar ciertas áreas de la Caja. Algo que ha incidido mucho en esto son los convenios con el Banco Mundial, que por lo general en la Caja se han mantenido en secreto. Ejemplo de ello es que se acaba de firmar otro convenio con ese organismo, pero muy curiosamente no lo conoce ni la junta directiva de la institución. Estos convenios tienen muchos condicionamientos, para que a consecuencia de cierta cantidad de dólares que le puedan inyectar a la institución como préstamos pagaderos ya sea como deuda por el gobierno o pagaderos por la institución, vienen a poner estos tipos de condicionamientos.

Entonces, ¿la privatización viene de los organismos internacionales?

-Chavarría: La presión de la privatización, en la mayoría de los casos, viene más de afuera, de los organismos internacionales y de las transnacionales que tienen mucho poder, por los que nos introducen pequeñas cláusulas cuando tienen que ver con préstamos a la CCSS.

Se siente una especie de dificultad de acceso a los diferentes niveles de salud

-Rodríguez: Hay una estrategia institucional, algunos tecnoburócratas con intereses de privatización dentro de la institución. Denunciamos que había una directriz que iba a obstruir absolutamente el derecho de los usuarios a los diferentes niveles de atención y no nos han dicho nada.

¿Qué origina esa obstrucción y acceso?, ¿cuál es el objetivo?

-Rodríguez: Políticas institucionales que buscan demostrarle a la población que el servicio no sirve, para justificar la privatización.

Los médicos dedican pocos minutos a los pacientes. . .

-Rodríguez: Hay una directriz la cual estipula que el médico debe atender cinco pacientes en una hora, de lo contrario incumple con la producción. El paciente llega con una larga lista de padecimientos pero es muy difícil valorarlo en 12 minutos, entonces al salir dice que el médico ni lo volvió a ver. Además de ver a los pacientes, los médicos deben hacer el reporte de las personas que atendieron y demás papelería.

-Chavarría: Un problema que hemos detectado es que no existe un órgano de control ciudadano de transparencia. Todas las denuncias que tienen con ver con los pacientes, ¿quién las resuelve?, hay complacencia o complicidad total. En la Caja hay total impunidad. A los que sancionan son trabajadores rasos.

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Fuente: Diario Extra
Lunes 29 de Septiembre del 2014
Por: Krissia Morris Gray

Adulta mayor atrapada en ascensor


Las consecuencias pudieron ser graves, pero la pericia del guarda de la clínica y el personal lograron que no hubieran consecuencias que lamentar.

UNDECA ya ha venido solicitando la solución a una serie de problemáticas que se vienen sucediendo en ese centro hospitalario desde hace mucho tiempo.

El ascensor instalado no tiene las características necesarias para el transporte de personas, el cableado pareciera muy débil como para soportar el peso ni siquiera de dos personas.

Wendy Vargas Zamora, directiva de UNDECA, indicó que “hemos solicitado al director de la clínica, Dr. Pedro González Morera, que se investigue a profundidad el problema suscitado con este ascensor, que se clausure el mismo hasta determinar su calidad, resistencia y eficiencia.”

También agregó que se ha reiterado una serie de problemas que tienen que ver con los accesos de las gradas principales que se consideran sumamente angostas y en una emergencia podría provocar una tragedia, así como el pésimo estado de los servicios sanitarios y las condiciones necesarias para personas con problemas físicos.

Diputados de la Asamblea Legislativa conspiran contra beneficios salariales en la Caja y el sector público

Conspiran con el pretexto del déficit fiscal para presentar proyectos de Ley que perjudican en todos sus extremos beneficios como pensiones, pluses salariales, cesantía, incentivos a profesionales en ciencias médicas, todo con el fin de implementar el salario único.

Mientras tanto estos tecnócratas son privilegiados con onerosos salarios, pensiones de lujo, combustible, celulares, vehículos del año, vacaciones prolongadas, partidas económicas de uso “discrecional”, etc.

El pasado 24 de setiembre el Diputado Mario Redondo Poveda, de la provincia de Cartago, sometió a consulta el expediente Nº 19.168 para eliminar la Ley de incentivos a los profesionales en ciencias médicas, esto perjudicará a profesionales como odontólogos, farmacéuticos, microbiólogos, psicólogos, licenciados en nutrición, profesionales en enfermería, veterinarios, etc.

También entre los diputados del PAC, PUSC, FA, Libertario, y los diputados de los partidos evangélicos, promueven proyectos para eliminar el derecho a huelga en la Caja y otras instituciones públicas mediante la Reforma Procesal Laboral.

¡Preparémonos para defender nuestros derechos!

UNDECA llama a todas las organizaciones a prepararse para luchar contra estas medidas que afectarán a miles trabajadores y sus familias.

CCSS perdió más de ¢7 mil millones


La Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (Undeca) denunció que entre el 2004 y el 2014 la Dirección Jurídica de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) perdió 4.786 casos en juicios en diferentes estrados judiciales.

La seguridad social tuvo que pagar ¢7.249 millones en 3.123 procesos judiciales entablados en su contra.

Para Martha Rodríguez y Luis Chavarría, secretaria general adjunta y secretario general de Undeca, dicha suma es exagerada y exorbitante, al tiempo que constituye un despilfarro institucional de fondos públicos que pudieron emplearse en la atención de los asegurados.

Rodríguez detalló que pese a que la lista entregada sumó 4.786 juicios perdidos, la Dirección Jurídica suministró información de 3.123, omitiendo 1.663.

INFORMACIÓN PARCIAL

Agregó que la agrupación atravesó un vía crucis para la obtención de la información, al punto que debió interponer un recurso de amparo para que se le suministrara, y pese a que fue entregada y certificada, se le dio de forma parcial o incompleta, pues en muchos casos no se aportó el monto principal y en otros el renglón correspondiente a intereses estuvo vacío o incompleto.

“La información de la Dirección Jurídica es parcial, pese a la certificación jurídica. Lo que nos dicen es que perdieron 4.786 casos, pero nosotros hemos encontrado muchos más perdidos.
Pese a que la información entregada es sesgada, nosotros encontramos un caso en el que la Caja deberá pagar más de ¢500 millones y esa información no está en el listado entregado.
Se han presentado dos conductas en los casos perdidos, que son o la Caja ni siquiera se presentó para los procesos de apelación o los presentó y los jueces los consideraron inadmisibles por falta de técnica jurídica”, acotó Rodríguez.

Adujo que uno de los abogados que contrató la CCSS solicita¢125 millones en pago de honorarios por el caso que lleva.

Añadió: “Es totalmente impresionante lo que ha dejado de percibir la Caja y que el director jurídico, con rango de subgerente, no creemos que le haya informado tanto a la Gerencia Administrativa como a la junta directiva por la grave situación que está pasando esa dirección.
No sabemos si es que no tiene mecanismos de evaluación y control. Es un asunto preocupante desde nuestra óptica porque o falta capacidad técnica o hay un abandono de responsabilidades del director jurídico en este caso y se están despilfarrando recursos públicos, ya sea por inactividad u omisión de la Dirección Jurídica”.

La secretaria general adjunta de Undeca indicó que la suma es mucho mayor porque la información suministrada por la Dirección Jurídica está incompleta, al tiempo que la petición no involucró los procesos que se hayan registrado en las sucursales o en los centros médicos.

EXIGEN INVESTIGACIÓN

Chavarría señaló a Gilbert Alfaro, director jurídico de la CCSS, como uno de los responsables de esta situación “porque una parte o todos los criterios emitidos en diferentes materias, en relación jurídica, él es el responsable y creemos hacerlo responsable bajo el rango que tiene, porque más allá de las potestades de subgerente que tiene, es gente de confianza de algunos miembros de la junta directiva, aspecto que cuestionamos”.

Agregó que Alfaro es asesor de la junta directiva de la CCSS, pero también forma parte de la administración activa, por lo que tiene incidencia en la toma de decisiones.

Dijo también que se debe llegar al fondo de la institución, por lo que se procedió a presentar una denuncia formal ante la junta directiva para que haga el análisis y se le solicita efectuar una investigación profunda y rigurosa.

Se lee en la denuncia, de la cual DIARIO EXTRA tiene copia: “Solicitamos se investigue si en aquellos asuntos en que se determine que hubo falencias en la atención de los procesos judiciales, ya sea porque no agotaron todos los recursos impugnativos contra las sentencias, porque se interpusieron de manera defectuosa o por cualquier motivo imputable a falta de diligencia profesional, el subgerente jurídico y las correspondientes jefaturas presentaron el informe a los jerarcas institucionales”.

En este sentido Chavarría afirmó que se le solicitó a la máxima autoridad de la CCSS que para la indagación se contraten un órgano y una auditoría externos, a fin de darle transparencia al proceso.

“Es asesor de las compras, de las cosas que la junta directiva resuelva. Tiene un amplio margen de criterio, de incidencia, de maniobra porque allí discute todo, proyectos de ley, compras de servicios, contrataciones, demandas que recibe la institución y eso lo cuestionamos”, sentenció.

Chavarría dijo que se le está pidiendo a la junta directiva que el director jurídico de la CCSS sea separado de su cargo, a fin de que no incida en la investigación.

“La solicitud que estamos haciendo de las medidas cautelares es que si él va a estar en la junta directiva, lógicamente va a emitir criterios y se convertirá en juez y parte de la situación.
Él como director jurídico es responsable directo de una importante cantidad, si no de todas las decisiones que toman los gerentes o la junta directiva de la CCSS.
Debe asumir la responsabilidad, por lo que debe investigársele al mayor margen de las cosas de manera transparente e independiente”, finalizó Chavarría.

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Fuente: Diario Extra
Jueves 25 de Septiembre del 2014
Por: Krissia Morris Gray

Manifiesta ilegalidad de nuevo reglamento para el otorgamiento de incapacidades y licencias de los beneficiarios del Seguro de Salud


Normativa profusamente reglamentarista

El nuevo reglamento, ampliamente desconocido, contiene más de cien artículos, que comprenden un conjunto de definiciones, principios, mecanismos de control, fiscalización, normas de responsabilidad profesional y un recetario de sanciones administrativas, los cuales disciplinan escrupulosamente, manu militari, el otorgamiento de las incapacidades y licencias de los beneficiarios/as del seguro de salud.

Este reglamento contiene un catálogo de definiciones, algunas excesivamente extensas, por ej. la definición de “incapacidad por enfermedad”, que llega hasta el extremo de advertir: “En ningún caso se otorgará una incapacidad a una persona sana” (art. 2).

Asimismo, un menú de principios, muchos de los cuales no son más que variaciones semánticas del mismo deber, por ej. los principios de integridad, lealtad, probidad, rectitud, veracidad, que sustancialmente disponen lo mismo y denotan el marcado acento deontológico del reglamento.

No son escasas las normas “curiosas”, entre ellas, la que dispone que fallecido el asegurado, no tiene derecho al pago de subsidio por enfermedad (art. 54).

El objetivo principal del reglamento da lugar a una desviación de poder

No hay que hacer mucho ejercicio dialéctico, entre la profusa normativa, para concluir que el objetivo principal de este reglamento, de carácter fiscalista, es restringir y reducir, al límite máximo, Derechos Fundamentales: las incapacidades por enfermedad y licencias de las aseguradas/os.

Con la finalidad de lograr el efectivo cumplimiento de este objetivo, el reglamento articula un complejo entramado de controles administrativos, mecanismos de fiscalización desproporcionados y comisiones evaluadoras con potestades discrecionales, que en definitiva, implican una regulación que por mínimo obstruye, cuando no es la más de las veces que hace impeditivo, la realización del Derecho Fundamental de la atención de la salud de los asegurados/as.

El nuevo reglamento está muy lejos de pretender la mejor satisfacción del fin público, que por lo visto son otra clase de móviles espurios los que animaron su aprobación, en demérito de la prestación eficiente y oportuna de un servicio público esencial, cuya promulgación da lugar a una desviación de poder (art. 131 LGAP).

Esta desviación de poder concurre no solo porque el fin que se pretende lesiona Derechos Fundamentales, sino también por la falta de proporcionalidad y razonabilidad de los medios establecidos para alcanzar este insidioso objetivo.

Presunción de mala fe de la actuación de los profesionales en Medicina y Odontología

La filosofía del reglamento parte de la presunción – iuris tantum – de que los médicos y odontólogos, en connivencia con los asegurados (as), promueven o realizan conductas que violentan aquellos principios éticos, con la finalidad de procurar irregularmente una incapacidad por enfermedad o licencia.

No se puede dejar de admitir que el personal hospitalario puede incurrir en abusos o irregularidades, que desde luego deben ser sancionados, pero estos casos malintencionadamente no se pueden generalizar y jamás una normativa de este tipo se puede construir partiendo del presupuesto de la actuación fraudulenta de los servidores públicos.

Penalización del sistema de incapacidades

Como el reglamento se residencia en la anterior presunción, propende, más que a controlar adecuadamente el otorgamiento de las incapacidades y licencias – tópico en que nadie está en desacuerdo -, por contrario, tiende a resaltar las responsabilidades resultantes de la relación médico-asegurado, exacerbando la responsabilidad de carácter penal, la cual impropiamente se considera inherente al acto de otorgamiento de una incapacidad (artículo 5).

Son múltiples las disposiciones que sentencian las distintas especies de responsabilidad que el reglamento “naturalmente” deriva del otorgamiento de una incapacidad, enfatizando la responsabilidad penal: “(…) sin perjuicio de la denuncia que corresponda ante la Fiscalía del Colegio de Médicos y Cirujanos de Costa Rica o al Ministerio Público”, advertencia que es moneda de curso común en el reglamento.

Restricción ilegítima del ejercicio profesional y enervación del acto médico

El reglamento determina, en términos generales, de manera preceptiva los restrictivos periodos de incapacidad por enfermedad que pueden prescribir los profesionales en Medicina, en los servicios de Medicina General y especialistas, más de allá de los cuales se requiere necesariamente la autorización de la jefatura del servicio y en otros casos, la autorización de la comisión local evaluadora de las incapacidades y licencias.

Esta limitación coercitiva del periodo de otorgamiento de las incapacidades constituye una ilegítima restricción del acto médico, que de toda manera esta materia no puede regularse en un reglamento autónomo de servicio.

Por otra parte, se enerva el acto médico, porque las incapacidades que requieren un periodo que excedan estos límites determinados reglamentariamente, tienen que ser autorizadas, de previo, por la jefatura del servicio, y en otros casos tienen que ser autorizadas por la comisión local evaluadora de incapacidades, que posee potestades ilimitadas para modificar o anular la incapacidad.

La autorización que se exige, ya sea de la jefatura inmediata o la comisión local evaluadora, configura un acto de control o fiscalización ilegítimo, absolutamente incompatible con el ejercicio de esta profesión, que desnaturaliza el acto médico, violentándose el criterio científico que entraña este acto profesional.

Afectación de los Derechos Fundamentales de los y las aseguradas

Lo más grave de todo esto es que el trabajador y trabajadora quedan entrampados en este enmarañado procedimiento de autorizaciones, controles administrativos y mecanismos de referencias y contrarreferencias de un nivel de atención de salud a otro, en detrimento de su derecho a la atención de la salud y del otorgamiento de una incapacidad por enfermedad, que por lo demás, no se tratan de derechos ordinarios, sino de Derechos Fundamentales.

Además, se violenta el derecho fundamental al buen funcionamiento de los servicios públicos, que la jurisprudencia constitucional ha inferido de nuestra Constitución Política, cuya exigencia es más intensa tratándose de un servicio público esencial, que mucho menos admite estas ostentosas restricciones (voto 5177-2004).

Violación del principio de igualdad en menoscabo de los y las trabajadoras de la CCSS

La CCSS presta un servicio público esencial, sujeto a los principios de continuidad, eficiencia, adaptación e igualdad de trato, por lo menos en buena teoría constitucional y legal, que lamentablemente dista mucho de la cruda y cotidiana realidad (art. 4 LGAP).

No obstante, el reglamento contiene normas de excepción, en perjuicio de los trabajadores/as institucionales, particularmente la que establece que “toda incapacidad otorgada en el servicio de urgencias o consulta externa a funcionarios institucionales que se encuentren laborando en el mismo centro, debe ser autorizada por la jefatura de dicho servicio o quien esté a cargo por delegación de la dirección médica y se debe ajustar a lo establecido en el párrafo tercero del art. 38 de este Reglamento (…)”.

No se justifica, de ninguna manera, que solo por la condición de ser funcionarios institucionales, una incapacidad por enfermedad que se otorgue en estas circunstancias, tenga que someterse a ese engorroso trámite administrativo.

No existe ningún motivo objetivo que justifique este trato desigual, discriminatorio, que convierte a estos servidores de la salud en asegurados de segunda o tercera categoría, expuestos, día a día, a un nivel de riesgo de contaminación o infección mayor que cualquier otro trabajador.

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Lic. Manuel Hernández Venegas
Asesor legal de UNDECA

Publicado en Diario Extra
Viernes 19 de Septiembre del 2014